Maestro o Formador…

Preguntemos a Gandhi.

Hoy voy escribir poco por no decir nada. Porque os invito a compartir mis reflexiones en vídeo. Y para ello partimos de uno de mis cuentos favoritos, una anécdota que se atribuye a Gandhi… Pero no quiero hacer como en las sinopsis de las películas, que te las destripan antes de verla 🙂

Para los que prefieren leer a escuchar….

«Cuentan que una vez Gandhi estaba en su asram y recibía visitas de gente que venía a conocerle o a pedirle algún tipo de favor. Se le acercó un mujer que venía de lejos con su hijo pequeño que sufría de sobrepeso, tenía problemas de azúcar.

La mujer se acercó a Gandhi y le dijo: Querido maestro, te vengo a pedir un gran favor, quiero que le digas a mi hijo que no tome más azúcar porque le hace daño y le puede matar.

Gandhi miró a la mujer a los ojos, miró al niño, y después de unos segundos, le dijo: Esta bien mujer, coge a tu hijo, regresa a tu casa y regresa dentro de tres semanas. La mujer le dijo al maestro: Pero, maestro, es que vivo lejísimos… Él le dijo: Por favor, vuelve dentro de tres semanas.

La mujer cogió a su hijo y se marcharon.

Al cabo de tres semanas, regresaron y la mujer le dijo a Gandhi: Maestro tal como nos pediste, a las tres semanas, estamos de nuevo aquí.

Gandhi miro al niño a los ojos y le dijo: DEJA DE COMER AZÚCAR.

La madre le dijo a Gandhi: Maestro nos has hecho ir y volver, esperar tres semanas, para decirle a mi hijo: «Deja de comer azúcar». ¿No podías haberle dicho eso mismo hace tres semanas?

Gandhi le contestó: efectivamente se lo podía haber dicho hace tres semanas, pero… hace tres semanas yo también tomaba azúcar.«

Esta pequeña historia que atribuyen a Gandhi y que no tenemos constancia de si es cierta o no, aunque es muy posible conociendo la personalidad de Gandhi. Sin lugar a dudas era una maestro, así a quedado, muchos seguimos leyendo sus citas, sus enseñanzas, sus obras… ha ayudado a muchas personas y a muchos movimientos en el mundo.

¿Cuál es la diferencia entre aquel que enseña algo desde la cabeza y aquel que enseña algo desde la cabeza y el corazón? El segundo lo ha hecho vida.

Para mi esa es la gran diferencia entre un formador y un maestro. El maestro lo ha experimentado, el maestro está aportando vida, congruencia. Esa congruencia tiene una potencia demoledora, causa impacto en el otro.

Yo he estado con grandes formadores y puedo diferenciar perfectamente aquellos que han sido grandes formadores y me han aportado conocimiento de aquellos que me han aportado además vida, sentido. Además creencia en que lo que me cuentan es valioso. Los que me han tocado el corazón, los que me han hecho apostar por esa enseñanza, por ese estilo de vida.

Y desde aquí te invito a que hagas esta reflexión. Lo que estoy contando, ¿es conocimiento? Me lo sé. ¿O yo lo vivo?

Cada vez más me hacen estas preguntas en la formación. Si hablo de ventas: ¿Pero tú esto lo has vendido? Si hablo de formación: ¿Pero tú esto lo haces? ¿Te funciona? Es una pregunta lícita.

Te invito a que te conviertas en maestro de tu enseñanza. Para eso primero tenemos que ser aprendices, tenemos que ser capaces de aprender, de vivir, poner en práctica y hacer carne lo que queremos contar. De esa forma, nuestra coherencia es total y nuestra potencia mucho mayor.

Te invito a que lo hagas, conviértete en un maestro, tú puedes… tú decides.

Espero que te haya gustado este artículo, te haya resultado inspirador y motivador para tu labor del día a día, y que uses los nuevos aprendizajes desde ya mismo. ¡Verás qué buenos resultados da!