El Formador como Facilitador o Agente de Cambio (II)

Las Estrategias Naturales de Adaptación al Cambio.

En el artículo anterior, «El Formador como Facilitador o Agente de Cambio» , El cambio como ingrediente del aprendizaje, explorábamos qué es el cambio, sus elementos y el tipo de respuesta natural que podemos tener ante él.

El Formador como Facilitador o Agente de Cambio

En este artículo, vamos a tratar sobre el proceso del cambio, las fases para pasar de un estado a otro donde el cambio queda incorporado en unos nuevos hábitos. Ya publicamos un artículo al respecto «La Curva del Cambio«, Una ventana a Dinámicas de Autor, donde lo explicaba en un vídeo. Debido a que el sonido no era todo lo bueno sería deseable, aquí vuelvo a desarrollar el tema.

La Curva del Cambio

Ante la vivencia de un cambio, podemos actuar desde cuatro estrategias naturales de adaptación al cambio:

1. LA NEGACIÓN

“Me iba a ir a la playa y se pone a llover. No es posible. Con la ilusión que me hacía pasar el día en la playa. Espero que escampe”.

Niego el contacto con la realidad, en algunos casos con sorprendente eficacia, donde aun cuando el cambio ya ha llegado y se ha instalado, sigo negando la situación actual bajo la secreta esperanza de que las cosas retornen a su estado anterior.

Indicios de Negación:

Mostrar incredulidad: “Si no lo veo, no lo creo”.
Expresar confusión: “No sé, no entiendo… ¿Cómo?…”.
No darse por enterado: “¡Pero qué dices…!”.
Descalificar la información: “No me vengas con estas chorradas…”.
Bloquearse: “No puedo seguir escuchando lo que dices porque me falta el aire…me duele la cabeza… siento un nudo en el estómago…”.

2. LA RESISTENCIA

“Me iba a ir a la playa y se pone a llover. No es justo. La culpa es del hombre del tiempo y de la globalización y e calentamiento. Pues yo, aunque diluvie, me había propuesto ir a la playa, y voy…”

Empleo todo mi talento en demostrar a propios y extraños que el cambio va a fracasar y que si quieren que funcione, tendrán que hacerme caso, aceptar todas mis reivindicaciones, dar marcha atrás en las imposiciones, etc.

Indicios de Resistencia:

Mostrarse incapaz: “Para los demás es fácil…pero para mí…”.
Quejarse de los demás: “Es que…ellos se niegan, dicen que …”.
Justificarse: “Si no fuera por todo lo que tengo que hacer, yo podría…”.
Postergar: “Hasta que ellos no me envíen …, yo no puedo preparar nada”.
Incapacitarse: “Se me ha vuelto a abrir la úlcera”; “Me voy de baja médica”; “Me siento mal, hoy no puedo ir…”.

3. LA EXPLORACIÓN

“Bueno, me iba a ir a la playa, y se pone a llover. No es justo, pero, en fin, es lo que hay. ¿El portero me podrá contar qué hacer un día lluvioso como hoy?”.

Aunque no sea un defensor ni un abanderado del cambio, soy capaz de aceptar que el cambio está ahí, que es un dato de referencia más, y comienzo a adaptar mi actuación a las nuevas circunstancias, requiriendo ayuda para lograr el cambio de hábitos.

Indicios de Exploración:

Anticipar peligros y oportunidades: “Si seguimos así, lo que ocurrirá es…, si nos adaptamos al cambio, lo que sucederá es…”.
Buscar alternativas: “Si dejo de hacer esto y comienzo a hacer aquello, tendré tiempo para implantar este cambio”.
Asumir responsabilidad personal: “Si bien… está fuera de mi alcance, puedo hacerme cargo de… inmediatamente, sólo depende mí”.
Crear posibilidades: “Aunque ellos no me envíen… yo puedo comenzar a preparar esta parte… así cuando reciba… podré terminarlo en menos tiempo”.
Buscar ayuda: “Quiero hacer esto. pero no encuentro la manera de…”; “¿Me ayudas?”; “¿Me enseñas?”; “¿Cómo lo hacéis vosotros?”.

4. EL COMPROMISO

“Bueno, me iba a ir a la playa, pero ya que llueve, voy a aprovechar para hacer turismo gastronómico, aunque me voy con el bañador en el maletero, y si acaso cambia el tiempo…”

Encantado de la nueva situación, se compromete y disfruta de la nueva vivencia y oportunidad.

Indicios de Compromiso:

Asumir compromisos personales: “Para ayudar a implantar el cambio, yo me comprometo a hacer… de esta manera y en este tiempo”.
Proponer iniciativas de adaptación al cambio: “Modificando este proceso de… entre nuestros sectores, podemos adaptarnos al cambio de… ¿Qué os parece? ¿Ponemos manos a la obra?“.
Inspirar a los demás con el propio ejemplo: “De ahora en adelante, cada vez que nuestros… hagan…, responderé haciendo…”.
Cooperar con los demás: “¿Cómo os podemos ayudar con esto? ¿Qué más podemos hacer para que os resulte más fácil…?”.
Transmitir optimismo: “Se puede, aunque al principio parezca imposible”; “Mira lo bien que están… después de…”.

No tiene sentido hablar de buenas o malas estrategias de adaptación,
Sino de estrategias eficaces o ineficaces para alcanzar un resultado.

En cada momento y para cada persona, las soluciones pueden ser distintas, aunque siempre encuadradas en la exploración y en el compromiso. Los negadores y resistentes suelen perecer ahogados por la corriente del cambio después de haber dado muchos manotazos al agua, o bien consiguen incorporarse al proceso, aunque tarde y después de un gran gasto de energía.

Todos transitamos por estas fases en diferentes momentos de nuestras vidas y ante distinto tipo de cambio.

¿Te reconoces?

¿Para qué te sirvió cada una de estas estrategias?

¿Cuál era el beneficio que buscabas para ti?

Espero que te haya gustado este artículo, te haya resultado inspirador y motivador para tu labor del día a día, y que uses los nuevos aprendizajes desde ya mismo. ¡Verás qué buenos resultados da!

El Formador como Facilitador o Agente de Cambio (II)

El Formador como Facilitador o Agente de Cambio ( II)

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