El cambio como ingrediente del aprendizaje.
Con este artículo vamos a comenzar un ciclo dedicado al cambio, a su proceso y a las estrategias que lo facilitan. lo hacen más rápido, con menos esfuerzo y con mayores garantías de adaptación exitosa.
Y el cambio es un tema clave para los formadores, porque, al fin y al cabo, ¿qué es un proceso formativo sino un proceso de cambio? De conocimiento, de habilidades, de actitudes…
El Formador como Facilitador o Agente de Cambio.
Aprender Implica Cambiar
Si queremos ayudar a nuestros alumnos y participantes en su proceso de aprendizaje o cambio, nos conviene tener muy presentes todos los elementos que intervienen en el proceso y las estrategias clave para facilitar el tránsito por las distintas etapas del proceso.
Por eso vamos a desarrollar los siguientes aspectos:
- Qué es el cambio
- Cómo se desarrolla el proceso de cambio
- Estrategias para facilitar la transición por las diversas etapas
- Aplicaciones en grupos: la facilitación del cambio
La Real Academia de la Lengua Española lo define como:
cambiar.
tr. Dejar una cosa o situación para tomar otra. U. t. c. intr. y c. prnl. Cambiar de nombre, lugar, destino, oficio, vestido, opinión, gusto, costumbre.
Partiendo de la definición, nos encontramos con tres elementos integrantes:
1. DEJAR.
Acción de abandonar, soltar, alejarse, extrañar… Algo que era nuestro en cuanto a habitual, cercano, propio, ya no va a estar. Esta acción suele acarrear emociones tan diversas y potentes desde la subjetividad como:
[/feature_box]- el miedo (a la pérdida),
- la tristeza (por la pérdida en sí),
- la rabia (por la “injusticia” que supone),
- el afecto y la hermandad (por la exacerbación del sentimiento de camaradería de los que vamos a dejar algo juntos), y, en algunos casos,
- la alegría (por la cesación de estímulos negativos que venían aparejados con la situación a dejar)
2. COSA O SITUACIÓN.
Se refiere por tanto a cosas concretas, objetos y espacios físicos (una oficina, una ciudad, una silla, un teléfono móvil con la pantalla más grande…), o situaciones, conjunto de factores o circunstancias que afectan a alguien o algo en un determinado momento.
En este caso, entramos de lleno en la subjetividad donde el todo siempre es distinto de la suma de las partes, en la medida en que las partes interaccionan.
Como sujetos subjetivos, cada situación es vivenciada de muy distinta manera por cada persona, que le otorga un significado y, por tanto un valor, per se y en relación al conjunto.
La importancia del MAPA de la situación, nuestra percepción, creencias y valores, dentro del juego de percepción fondo y figura.
3. TOMAR OTRA.
Acción de hacerse cargo, adquirir, recibir… Algo que no es nuestro en cuanto a habitual, cercano, propio, va a estar. Al igual que el Dejar, conlleva la vivencia de emociones diversas y potentes, desde la subjetividad.
Hay una palabra que se repite en los tres elementos de la definición y que, por tanto, debe ser especialmente significativa. La palabra es subjetividad. Dicho esto, parece que en el cambio el factor vivencial (el procesamiento de la experiencia por el sujeto), es clave.
No podemos hablar por tanto de un proceso de cambio, sino de tantos procesos de cambio como individuos estén afectados.
Dentro de las vivencias de cada cuál, al menos podemos distinguir entre dos grandes clasificaciones por impacto:
1. CAMBIO MENOR.
Más o menos de lo mismo. Variación en la cantidad y poco en la calidad o sustancia o espíritu de la situación, e implica esfuerzos leves o moderados de adaptación en los hábitos ante la nueva situación.
Ejemplo: estás vendiendo un producto dentro de una compañía y te piden que vendas otro dentro de la misma gama a los mismos clientes.
2. CAMBIO MAYOR.
Algo radicalmente diferente, desafía el status quo, mi visión de las cosas e implica grandes esfuerzos de adaptación en los hábitos para ser adecuados a la nueva situación.
Ejemplo: desarrollas una función administrativa dentro de una compañía y te piden que asumas funciones comerciales, que salgas a vender una gama de productos a determinados clientes.
Y también influye de forma decisiva, nuestro propio estilo personal ante los cambios, creado y desarrollado a través de nuestra vida, de nuestras experiencias y educación. Utilizando como metáfora las antiguas películas del oeste, podríamos hablar de tres estilos de gestionar los cambios:
1. Los colonos.
Granjeros y ganaderos. Están a gusto en sus tierras, ya se han instalado y su foco es mantenerse allí y mejorar poco a poco lo que tienen (cambios menores). No quieren saber nada de cambios mayores. Incluso en caso de amenazas o riesgos grandes (ataques de los indios), deciden mantenerse.
- Rechazan los cambios, los ven como amenazas, conflictos y problemas.
- Prefieren los entornos muy estables, temen los entornos turbulentos.
- Son pacientes y muy estructurados, prefieren mantener el pasado.
- Se sienten satisfechos cuando todo sigue igual.
- Les gusta permanecer en un mismo lugar y echar raíces.
- Creen que todos son de su condición, les cuesta aceptar las respuestas positivas al cambio de los demás.
2. Los pioneros.
Exploradores. Gente de frontera. Buscando la mejora, el cambio. Dispuestos a dejar todo atrás y a jugársela.
- Les atraen los cambios, los ven como oportunidades para ellos y para todos los demás.
- Prefieren los entornos turbulentos, se aburren en entornos estables.
- Son muy inquietos y poco estructurados, prefieren construir el futuro.
- Si los cambios no ocurren, suelen provocarlos ellos mismos.
- Les cuesta permanecer en un mismo lugar y echar raíces.
- Creen que todos son de su condición, les cuesta aceptar las respuestas negativas al cambio de los demás.
3. El facilitador del cambio.
Entre los dos tipos anteriores, aparece un tercero al que deberíamos aspirar líderes y formadores..
- Aceptan los cambios, perciben las oportunidades y los peligros presentes en cada cambio.
- Saben que los entornos pueden cambiar en cualquier momento; confían en su capacidad para adaptarse a diferentes entornos.
- Saben que lo único permanente son los cambios, comprenden las motivaciones de los Colonos y los Pioneros.
- Prefieren las situaciones que implican la necesidad de cambiar y evolucionar como persona.
- Saben que la decisión de permanecer en un mismo lugar, no siempre depende de su propia voluntad.
- Reconocen que los cambios requieren un esfuerzo personal de adaptación.
- Suelen ayudar a los demás para que se adapten positivamente a los cambios:
- minimizando los riesgos,
- destacando las oportunidades
- y creando una hoja de ruta para el cambio que sea aceptable para unos y otros.
¿Dónde te encuentras tú?
¿Con qué personaje te identificas más?
Colono, pionero o facilitador…
¿Con qué tipologías te encuentras más a menudo en las aulas?
En los próximos artículos trataremos de cómo diseñar un proceso de cambio y de cómo facilitar que los distintos protagonistas puedan transitar por él de forma exitosa.
Espero que te haya gustado este artículo, te haya resultado inspirador y motivador para tu labor del día a día, y que uses los nuevos aprendizajes desde ya mismo. ¡Verás qué buenos resultados da!
El Formador como Facilitador o Agente de Cambio
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Hasta la próxima. Un gran abrazo,
Miguel Ángel Romero
Fundador y Director de FormacionParaFormadores.com
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