Aprendizaje Para El Día A Día


En cuatro artículos anteriores que componen esta serie...

El Valor De Diferenciarse Como Formador

1. El Valor De Diferenciarse Como Formador

Globalización De La Buena

2. Globalización De La Buena

Vendes Cursos o Aprendizaje

3. Vendes Cursos o Aprendizaje

Cómo Enamorar A Tus Alumnos Para Que Aprendan Más Y Mejor

Cómo Enamorar A Tus Alumnos Para Que Aprendan Más Y Mejor


  • en el primero hablamos de la diferenciación en términos generales;
  • en el segundo en la elección de tu público como formador: tus clientes y alumnos;
  • en el tercero sobre la formación como servicio y las variables críticas que nos ayudan a diferenciarnos antes de la formación;
  • y en el cuarto sobre la interacción con un grupo, manejando el contenido y la relación para facilitar un aprendizaje de alto impacto intelectual y emocional.


Con este artículo de hoy, vamos a cerrar el ciclo de las claves para diferenciarnos y quiero comentar aquellas variables sobre las que merece la pena poner atención y tenerlas en cuenta después del proceso de formación, cuando los alumnos dejan la sala y se enfrentan al reto de trasladar su aprendizaje a su día a día.

¿Qué ocurre después de las formaciones?

Aprendizaje Para El Día A Día

¿Realmente aplicamos lo que aprendemos? Muchos de nosotros, formadores profesionales, utilizamos la frase “el verdadero curso empieza ahora” en el cierre de los cursos. Realmente el reto es llevarse el aprendizaje del aula a la vida. Aplicar lo aprendido en lo cotidiano. Poder sacarle partido a los conceptos, modelos y herramientas trabajados durante el proceso de formación.

Realmente, la formación está para eso, para lo que viene después. Cuando ofrecemos un curso o la gente se apunta, está la promesa más o menos explícita de “al terminar esta formación serás capaz de…”. Y aquí está el gran reto. Que ocurra. Si no, la formación habrá podido ser muy buena, el formador estupendo, el ambiente creado un auténtico lujo, pero, ¿cómo se recordará y valorará esta formación con el tiempo? ¿se percibirá como útil valiosa o como un curso más?

Desde mi propia experiencia como alumno y participante en muchos cursos, talleres y seminarios, he de reconocer que no en todas las ocasiones he trasladado a mi vida lo que se ha trabajado en la formación. Tampoco como formador he tenido siempre éxito en ese empeño. Demasiado a menudo me he encontrado con frases como:

  • “sí, todo esto está muy bien, la teoría es muy bonita, pero mi vida real es muy diferente…”
  • “muy interesante. ahora mismo estoy muy liado, pero en cuanto se me despeje un poco la agenda ya lo pondré en práctica…”
  • “muy bueno. la semana que viene me pongo con ello: lo reviso, paso a limpio los apuntes y me trazo un plan de acción…”
  • “me ha gustado mucho, sin embargo el que tendría que estar aquí es mi jefe, o mis compañeros, o…”

Son frases que auguran un desastre en toda regla. Un fracaso como formadores si estamos comprometidos con el resultado -el aprendizaje real- y no sólo con la entrega de nuestro producto -el curso-. El valor de lo que hacemos está directamente relacionado con lo que consigan hacer con la formación: vender más, liderar mejor, cambiar de actitud o el que sea el objetivo planteado. Lo que técnicamente llamamos “la transferencia” de la formación.

Tenemos que ser conscientes de que nuestro futuro como formadores está estrechamente ligado a los resultados de la formación, por lo que merece la pena diseñar sistemas que ayuden a “capitalizar” los procesos formativos en nuevas prácticas y hábitos que ayuden a nuestros clientes y alumnos a conseguir sus resultados. Si no hay resultados, no he cumplido mi promesa. Si no he cumplido mi promesa, la formación se convierte en un gasto y en algo prescindible. Y esto está pasando ya… Cada vez hay más resistencia por parte de las organizaciones en especial y del público en general a contar con la formación como herramienta de transformación y aliada de nuevos y mejores resultados.

¿Qué podemos hacer para que la formación se integre?

Aprendizaje para el día a día

A continuación voy a ir desarrollando algunos aspectos clave para facilitar que esto ocurra y convertirnos en aliados del éxito de nuestros clientes y alumnos.

  1. Vender” los beneficios de la formación. Insistir una y otra vez en la conexión entre lo expuesto -conceptos, modelos y herramientas- y su aplicación práctica en el entorno de los participantes en la formación. Con esto al menos creamos la expectativa de lo que pueden lograr si realmente lo aplican.
  2. Fomentar el rol activo y comprometido del participante. Deslindar responsabilidades. Yo a menudo digo que les puedo aportar herramientas valiosas para su vida, pero que el que va a hacer que esto ocurra son ellos mismos. La responsabilidad de llevarlo a la práctica es de ellos. En la medida en la que lo apliquen obtendrán los resultados. Si se involucran al 100%, así será. Si es al 50%…
  3. Orientar a la redacción de un plan de acción en caliente. Para evitar el temido efecto “gaseosa”, que se escape la fuerza y la determinación tras la formación al volver al día a día, es muy útil reservar unos minutos en la propia formación para que ya exprese lo que va a hacer en los próximos días: qué, cuándo, cómo, con quién…
  4. Diseñar guías paso a paso de puesta en práctica de lo aprendido. En ocasiones la información que les damos queda muy clara allí, en el aula, pero según salen y pasa el tiempo, se empieza a difuminar la claridad de lo que había que hacer y con ello la determinación de llevarlo a cabo. Por eso, a mí me da muy buen resultado la entrega de una guía de qué hacer, en qué orden, con qué herramientas. Una modalidad es elaborar una “Guía de implantación de 90 días” y así facilitar que tienen que incorporar en su actividad diaria para conseguir el resultado esperado.
  5. Apoyar con tutorías individuales o grupales. No todo el mundo tiene la misma experiencia, capacitación o motivación. Aceptando esto como un dato, funciona muy bien el dar un espacio posterior al curso para apoyar la puesta en práctica, analizar y celebrar los avances, reforzar el compromiso, despejar dudas y barreras. Se puede hacer de forma individual -tutorías o procesos de coaching-, o bien en grupo que también sirve para cohesionar a un equipo, compartir mejores prácticas, reforzar con ejemplos de otros y en general crear comunidad en el aprendizaje.
  6. Hacer sesiones de refuerzo. Algo muy demandado y de alto impacto. Salí de la formación con muchas ideas y muchas ganas. Luego el día a día se ha encargado de que se vayan diluyendo. Una sesión de refuerzo a medio plazo -un mes, tres meses-, sirve para integrar la experiencia en el plan de acción -lo que ha pasado en el mundo real- y dar nuevas consignas vinculadas con lo que está pasando. El simple hecho de saber que esta sesión existe, ya refuerza el compromiso en ponerlo en práctica para llevar casos reales a la sesión.
  7. Integrar en el proceso a todo el sistema del participante. Si el objetivo de la formación es que el participante pueda poner en práctica habilidades que en menor o mayor medida tienen su implicación con otros (mandos, compañeros, familia…), contar con la colaboración de esos otros involucrados suele dar muy buen resultado. Desde la convocatoria -informar de qué van a hacer y para qué-, en el desarrollo del plan de acción -como tutores internos-, en la medición de los resultados y el reconocimiento de los mismos…
  8. Vincular la formación a objetivos concretos (Performance Management). Esto en sí mismo es un planteamiento completo. No hacemos la formación para incorporar nuevos hábitos o habilidades, sino por los resultados que conlleva incorporar esas habilidades. Realmente cuando invertimos en formación lo hacemos con la mente puesta en los resultados, en lo que puedo mejorar. Estoy en un nivel determinado y quiero alcanzar otro. Sea el campo que sea: baile, gestión, ventas… Y es ese avance lo que legitima la inversión en formación en tiempo y dinero. Así, hacer una equivalencia entre desarrollo formativo y desarrollo de resultados, refuerza la orientación al logro y el compromiso para mantenerse en la brecha.

Y tú, ¿logras que tus alumnos apliquen lo que aprenden? ¿sabes si tu formación ha contribuido a cambiar sus vidas, a que alcancen mejores resultados…? Porque ésta es la verdadera evaluación de la formación: lo que pasa después, lo que permanece más allá de las sesiones formativas. Te invito a que compartas en los comentarios tus propias experiencias de éxito en lograr aprendizaje duradero y aplicado y, por qué no, los aprendizajes propios cuando esto no ha ocurrido. ¡Podemos aprender mucho unos de otros! Al fin y al cabo o hay éxito o hay aprendizaje 😉

El próximo viernes tendrás en tu buzón la primera entrega de “Los 7 Pecados Capitales Del Formador”. Nos “vemos” en…

Los 7 Pecados Capitales Del Formador (I): La Lujuria

1. La Lujuria

Espero que te haya gustado este artículo, te haya resultado inspirador y motivador para tu labor del día a día, y que uses los nuevos aprendizajes desde ya mismo. ¡Verás qué buenos resultados da!

Aprendizaje Para El Día A Día

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Y si te ha gustado, te agradeceré que lo compartas y que pulses sobre el botón “Me Gusta”, así me das feedback y te iré conociendo mejor en tus gustos, y yo seguiré aprendiendo… Y desde luego, estaré encantado de recibir tus comentarios, bien a través de los comentarios de este artículo, o bien a través de la página de Facebook de Formación Para Formadores.

Hasta la próxima. Un gran abrazo,

Miguel Ángel Romero
Fundador y Director de FormacionParaFormadores.com

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¡Y Tú Puedes Ser Protagonista!


Formación de Formadores

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8 Comments

  • Bravo Miguel. Siempre tan acertado en tus comentarios.
    Es realmente interesante ver como poco a poco van apareciendo formadores que dan la importancia necesaria al continente y no se quedan atrapados en el contenido.
    Me encanta tu reflexión sobre como conseguir que la formación sea efectiva y que sea realmente aplicada o “absorbida” por los participantes.
    Eres una gran referencia para mejorar mi métodos y ayudar los ingenieros en su transformación a ingenieros con ingenio.
    Muchas gracias por tu buen hacer.

  • María

    Reply Reply

    Muchas gracias Miguel Ángel,

    Me alegra comprobar que las ideas que estoy poniendo en práctica últimamente van en la línea que tu expones.

    Muchas gracias por tus aportaciones.

  • Miguel Ángel Romero

    Reply Reply

    Pues no para mí, sin acción no hay aprendizaje, al menos, no efectivo. Me parece una pregunta muy sana para hacernos y hacer a otros tras las formaciones a las que acudimos. «Vale lo sé, ¿Pero lo hago? y si lo hago ¿Lo hago con excelencia?»

    Gracias por participar!

  • Muchas gracias Miguel Ángel, me alegra que leer que estamos en la misma línea y es reconfortante comprobar que somos, espero, muchos, los que vemos la formación o mejor, los aprendizajes de la misma manera.
    ¿Podemos hablar de aprendizajes efectivos si no se produce la transferencia al día a día de los participantes?
    Un abrazo

  • Miguel Ángel Romero

    Reply Reply

    Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios, me alegro si os resulta útil.

  • Me parece excelente Miguel Ángel. Eres extraordinario. Como me enorgullezco de haberte conocido y haber compartido contigo esos momentos de enseñanza. Contigo siempre es un aprendizaje.- enhorabuena.!!!!! Que sigan los éxitos.

  • Ana González

    Reply Reply

    Artículo muy interesante. Enhorabuena y muchas gracias.
    Le doy mucha importancia a la formación de calidad como es la vuestra.

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